Archivo mensual: enero 2009
… Colombianicemonos
Leonardo Alba Mejía
Fundación ZERO
Bastaría aplicar lo que se consigna en los valiosos documentos sobre el tema cultural en Colombia para que nos presentáramos ante el mundo como uno de los países más exuberantes en sus modos de ver, conocer y crear. Esa realidad sigue siendo lejana. ¿Por dónde continuar la tarea?. La respuesta puede venir de los talentos que han hecho de su saber una escuela, de los proyectos y procesos culturales que logran institucionalizarse y de los aportes de las investigaciones sobre arte, sociedad y cultura.
Además, frente al constante estado de incertidumbre de un país en guerra que destina gran capacidad de esos recursos en lo militar y que ha construido toda una institucionalidad, estética y cultura alrededor de la violencia y la guerra, ese espacio de contención, esa zona de encuentro de cualquier sociedad civilizada es el gentil y generoso espacio donde dialogan sensibilidades incluso los de esa jauría de hombres defendiendo la patria o enfrentando al Estado y es allí donde habría que aplicarse con mayor urgencia a la convocatoria de un encuentro en el que se pare y se diga como volver a construir propósitos comunes.
Porque lo que atraviesa cualquier proyecto, incluso el de la guerra, es lo cultural, unos supuestos sobre los que muchos podamos caminar en una misma dirección, estableciendo una pregunta de fondo que puede ser la de: ¿Como desatar lo mejor de nuestra colombianidad? Frente a esta pregunta son muchos los que se abonen para sí una labor pionera que evidenciada se siga transitando, como el Colegio del Cuerpo de Álvaro Restrepo, el programa Batuta y sus programas de formación musical, el Circo Ciudad, la empresa artesanías de Colombia, la Fundación Mi sangre de Juanes, el festival Iberoamericano y la corporación Colombiana de Teatro y tantos que le apuestan al tema de construir opciones de paz y culturales. Pensar en este inventario es ya una tarea importante.
¿Después de allí como ir más hondo? Esto pide una política cultural que integre en la educación formal, una educación artística con calidad, que cuide todo lo que conforma el legado de nuestra generación de artistas y que avance hacia el futuro en esa línea media de sentirse apropiados de todos esos valores que conforman lo mejor de nuestra colombianidad, sabiendo dialogar con lo ajeno. El solo trabajo de construir propósitos comunes desde una política cultural con una actitud, que puede parecer empezar de cer,o pero que no es otra cosa que decirse: ¡hagamos bien la tarea!; es ya un camino más hondo.
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